Por Jorge Eduardo Pino Valenzuela
Capítulo 9 del libro El Bautismo en Aguas
¿Por
qué Bautizar en el Nombre de Jesús y no invocando literalmente la frase
“en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo”?Este es un punto delicado que debe ser abordado desde la perspectiva doctrinal y bíblica adecuada, ya que en la actualidad mucha gente anda confundida en este aspecto, y están más afanados por repetir pero no por obedecer el mandamiento de Jesús, y por causa de esta confusión, en el bautismo no invocan el único nombre dado para salvación, el cual es Jesús.
Hay una serie de razones obvias por las cuales el creyente debe bautizarse en el Nombre de Jesús.
• Todos los textos bíblicos que tienen relación con el bautismo, nos hablan de que éste es en el Nombre de Jesús. (Hechos 2:38; Mateo 12:21; Lucas 24:47; Juan 1:12; Juan 20:31; Hechos 4:12; Mateo 1:21; Hechos 10:43; Hechos 22:16; Hechos 8:12; Hechos 8:16; Hechos 15:17; 1 Corintios 1:13, etc.)
• Mateo 28:19 habla de un sólo nombre, pero no lo menciona explícitamente. Padre, Hijo y Espíritu Santo no son un nombre (ni mucho menos tres nombres), sino títulos referidos a algunos roles que el único Dios ha desempeñado para traernos salvación y para relacionarse con nosotros. De manera que para que sepamos cuál es el nombre al que dicho texto se está refiriendo, debemos leer y comparar a Mateo 28:19 en contexto, recurriendo a los textos paralelos que también nos hablan de la gran comisión. Dichos textos nos muestran sin sombra de dudas, que el nombre al que Mateo 28:19 se está refiriendo implícitamente, es Jesús. En la gran comisión, el único nombre en el que se nos manda a obedecer el evangelio, es el nombre de Jesús:
Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre [el nombre de Jesús] echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas… (Marcos 16:14-17).
Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre [el nombre de Jesús] el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas (Lucas 24:44-48).
La gran comisión, como es relatada por los evangelistas Marcos y Lucas, gira en torno a la figura y el nombre de Jesús. Igualmente, si leemos la gran comisión como es expuesta por el evangelista Mateo, vemos que toda la exposición gira en torno al Señor Jesús. Mateo 28:17 dice que los discípulos adoraron a Jesús. En Mateo 28:18, Jesús dice que tiene toda potestad en el cielo y en la tierra, potestad que según el apóstol Pablo, está ligada al nombre de Jesús, que es el nombre sobre todo nombre (Filipenses 2:9-11). En Mateo 28:20, Jesús nos manda a guardar todas sus enseñanzas y promete estar con su pueblo todos los días hasta el fin del mundo. En Mateo 28:19, Jesús nos manda a hacer discípulos y a bautizarlos en un nombre (no en muchos nombres).
Dado que la misma Escritura nos manda a hacer todas las cosas de obediencia a la fe en el nombre de Jesús (Colosenses 3:17), que el nombre de Jesús es el nombre que está sobre todo nombre (Filipenses 2:9-11), que Jesús es el único nombre en el cual podemos ser salvos (Hechos 4:11-12), que los pasajes paralelos de la gran comisión giran en torno a la figura y el nombre de Jesús (Marcos 16:14-17, Lucas 24:44-48), y que la gran comisión como es expuesta por Mateo gira en torno al Señor Jesús, concluimos que el único nombre al que se refiere Mateo 28:19, es Jesús.
Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:17-20).
La gran comisión, nos da cuenta de que Jesús envió a bautizar en UN NOMBRE, el NOMBRE DE JESÚS. A continuación, analizaremos que Padre no es un nombre, sino un rol de Dios, al igual que mi nombre no es padre, sino un rol que yo ejerzo por tener hijos. Lo mismo podría hacerse para los otros títulos de Hijo y Espíritu Santo.
La revelación del Nombre del Padre
El Único Dios es llamado el Padre, por ser el Origen y Creador de todas las cosas (Isaías 64:8, Apocalipsis 4:11), porque es el Sustentador y Cuidador de su pueblo (1. Crónicas 29:10, Isaías 63:16, Santiago 1:17), y porque ha adoptado como hijos suyos a los creyentes que han nacido de nuevo (Gálatas 4:6; Hebreos 1:5; 12:9). Entonces, Padre no es un nombre, sino un rol que tiene sentido cuando entendemos todas estas funciones de Dios citadas anteriormente.
Dado que Padre no es un nombre, entonces ¿Cuál es el nombre del Padre? Una respuesta que inmediatamente puede venir a nuestra mente, es JEHOVA. Tal vez ese nombre se nos venga a la memoria, dado a las miles de veces que aparece en nuestras versiones españolas de la Biblia., Sin embargo, este nombre "Jehová”, es una latinalización que se hizo del tetragrámaton (YHWH). La correcta pronunciación del nombre de Dios revelado en el Antiguo Testamento y representado por estas cuatro sílabas hebreas aún se discute. Muchos dicen que debería ser algo como YAVÉ, otros YVÉ, y otros YVY, pero eso es tema aparte.
YHWH, significa "YO SOY EL QUE SOY” ¿De dónde nace este nombre? Veamos los textos bíblicos donde Dios comenzó a presentarse con dicho nombre.
Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ. Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos (Éxodo 6:2-3).
Fíjese que es a MOISES cuando se presenta por primera vez como YHWH. Nunca antes se había presentado con este nombre al linaje escogido ¿Cómo aparece entonces antes del Éxodo este nombre? ¡pues muy fácil!, MOISÉS ESCRIBIÓ EL GÉNESIS después de haber tenido el encuentro con YHWH.
¿Pero, cómo fue el episodio en que se dio a conocer como YHWH a Moisés?
"Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y Él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que Él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y Él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y Él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con Él se me recordará por todos los siglos (Éxodo 3:1-15).
Si uno es cuidadoso en leer este texto, Moisés pidió saber el nombre del Dios al que iba a representar, y Dios le dice: "YO SOY EL QUE SOY”. Con este nombre debía ser recordado para siempre, pero sabemos que el cumplimiento máximo de toda la revelación de Dios se dio en Jesús. En Jesús, el nombre divino tomó un nuevo esplendor para el periodo de la Gracia, pues Jesús significa YHWH Salvador, o Jehová se ha convertido en nuestra salvación. Jesús, en hebreo es Yeshuwah, y la palabra hebrea para salvación es prácticamente idéntica. Para un mayor entendimiento, note como YHWH está inmerso en el nombre hebreo Yeshuwah. Del mismo modo, todos los sacrificios de la Ley, la quema de incienso y guardar el Shabbat, son recordados para siempre en Jesús. Ahora no practicamos ceremonialmente dichos ritos, pero en Cristo Jesús los observamos, pues cuando lo aceptamos a Él hemos acudido a la virtud de su sacrificio redentor, cuando oramos a Él elevamos el incienso agradable para Dios, y cuando permanecemos en la vida que Cristo nos ofrece gozamos de su reposo, del cual el séptimo día era sólo una sombra.
Aunque Dios reveló su nombre a Moisés, el prometió revelar su nombre con mayor esplendor durante el periodo de la Gracia, al hablar por medio del profeta Isaías, lo siguiente sobre la venida del Mesías prometido.
Por tanto mi pueblo (DICE JEHOVA) sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí, estaré presente. ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice a Sión: Tu Dios reina! Voz de tus atalayas: alzarán la voz, juntamente jubilarán; porque ojo a ojo verán, como torna Jehová a traer a Sión. Cantad alabanzas, alegraos juntamente, las soledades de Jerusalén: porque Jehová ha consolado su pueblo, ha redimido a Jerusalén. Jehová desnudó el brazo de su santidad delante de los ojos de todas las naciones; y todos los términos de la tierra verán la salud del Dios nuestro. (Isaías 52:6-10 RV1865)
Aquí hay dos cosas importantísimas:
1) El pueblo no conocía todavía la plenitud del nombre de Dios, sino que lo iba a saber en un futuro, ¿Cuándo? al llegar el mensaje del evangelio (Evangelio significa: buenas nuevas).
2) El motivo por el que conocerían su nombre, es porque Jehová mismo estaría presente con ellos. (Definitivamente Jesús es Jehová, el Único Dios que se manifestó en carne).
Para este segundo punto, hay dos textos importantes:
Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mí siervo, que yo escogí: para que me conozcáis, y creáis, y entendáis, que yo mismo soy: antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová; y fuera de mí no hay quien salve. Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano escape: si yo hiciere, ¿quién lo estorbará? (Isaías 43:10-13 RV1865).
Este texto está hablando del siervo que vendría en el futuro, el mismo que en Isaías 53 se relata como el siervo sufriente (Cristo)… ¿Qué se dice de este siervo?, se dice que debemos:
1) Conocer
2) Creer
3) Y entender que este siervo es el mismo Jehová, que antes de Jehová no fue formado un Dios diferente, ni será formado un Dios diferente después de Jehová.
Fuera de Jehová nadie salva… Jesús es Jehová o NO podría salvar.
Ahora, ¿existirá alguna afirmación de Jesucristo, diciendo que Él porta el nombre del Padre?
Juan 5:43. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a aquel recibiréis.
No tan solo eso, sino que el autor de la carta a los Hebreos, señala que el Hijo de Dios (es decir, la manifestación de Dios en carne), recibió su nombre como herencia, porque éste es también el nombre de Dios en toda su Deidad, como Padre.
"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros tiempos nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó por heredero de todo, por el cual asimismo hizo los siglos; el cual siendo el resplandor de su gloria, y la [misma] imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas, hecho tanto más excelente que los ángeles, [por] cuanto alcanzó [por herencia] más excelente nombre que ellos (Hebreos 1:1-4).
El Hijo de Dios (o la manifestación de Dios en carne, ejerciendo el rol de humano perfecto), alcanzó por herencia un nombre mejor que el de los ángeles. ¿De quién heredó este Nombre? ¡De su Padre! Por lo tanto, ¡¡¡El Nombre del Padre es Jesús!!!
Con razón los siguientes textos son tan importantes:
Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hechos 4:11-12).
Juan 1:12. Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Juan 2:23. Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
Juan 20:31. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
Hechos 3:16. Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por Él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
Hechos 10:43. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
Lucas 24:47. Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Por eso es que el NOMBRE que debe ser invocado en el Bautismo, es el Nombre de Jesús:
Hechos 22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tuspecados, invocando su nombre.
Hechos 4:11-12. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Mateo 28:19. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Hechos 10:45-48. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Hechos 2:36-38. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hechos 4:12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Lucas 24:46-48. y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas.
En definitiva, cuando decimos “El Padre”, no estamos llamando a Dios por su Nombre, porque su Nombre es JESÚS.
El Bautismo en el Nombre de Jesus
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús [en el Nombre de Jesús] hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6: 3-4)
El bautismo establecido por Dios en las Escrituras, es la muerte y sepultura del viejo hombre que está viciado de delitos y pecados.
La palabra bautizar; significa: sumergir, hundir, zambullir, inmergir, sepultar.
Cuando se entierra un cadáver, este se deposita en un hoyo (fosa) y luego se cubre con tierra. Posteriormente se le coloca una lápida (piedra). Eso es sepultar. Cuando se habla del bautismo en la Biblia, es el mismo proceso pero dentro del agua.
El día que el Señor Jesús fue bautizado, subió luego del agua (Mateo 3:16). Esto quiere decir que Juan no le derramó el agua en la cabeza, sino que lo sepultó dentro del agua.
Lo mismo sucedió cuando Felipe bautizó al etíope, “…descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó” (Hechos 8:38). Queda claro y definido, que el bautismo bíblico es sumergiendo al candidato dentro del agua.
El bautismo, es entonces, la obediencia a la fe en la muerte y resurrección triunfal de Jesús, pues por medio del bautismo morimos al pecado, pero vivimos para Dios en Cristo. El que ha sido bautizado en Cristo [en el nombre de Cristo como obediencia a su Palabra] de Cristo está revestido (Gálatas 3:27). Cuando nos bautizamos en el nombre de Jesucristo, estamos creyendo que Jesús fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, que la paga de nuestra paz fue sobre Él; y que por su llaga bendita fuimos nosotros curados (de la asquerosa lepra del pecado)
Al practicar el bautismo bíblico, creemos que hemos sido sepultados juntamente con Cristo para sepultar la pasada manera de vivir. Porque si fuimos plantados (sepultados, bautizados) juntamente con Él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección. (Roanos 6:5). El que ha sepultado (bautizado) al viejo hombre, ha sido justificado (exonerado, librado, libertado) del pecado. Y si morimos con Cristo (en el bautismo) creemos que también viviremos con él (Romanos 6:8).
Así también vosotros [que habéis sido muertos con Cristo] consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo (Romanos 6:11).
Ahora, si el individuo no ha sepultado al viejo hombre por medio del bautismo, tampoco ha sido justificado, y menos resucitado (sigue muerto espiritualmente) quien quiera que sea. Cuando un criminal permanece vivo, el sumario contra él sigue activo. La policía lo busca, lo persigue; pero si este muere, su sumario también muere con él. A un cadáver sepultado, no se le puede sentar en la silla de los acusados y menos hacerle un juicio.
Jesús nos explicó esto con la hermosa figura del grano de trigo. “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra [es plantado, sepultado] y muere, queda solo; pero si muere llevaba mucho fruto” (Juan 12:24). En otras palabras: Cualquier semilla para producir vida, debe morir primero, entonces sí surge la planta. Al enterrarse en la tierra, su caparazón protectora se rompe (muere), entonces surge una vida nueva que estaba encerrada en ella. La semilla brota y crece sin que el labrador sepa cómo, pero en la semilla lleva el precioso fruto de la vida, y esta surge de debajo de la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga (Marcos 4:26-29). La sepultura del grano se hace imprescindible, porque si no se entierra, la semilla se pudre y se pierde y no produce nada. Por medio de la sepultura, la semilla puede producir una nueva forma de existencia, llevando mucho fruto.
El grano de trigo es una hermosa figura de la necesidad de la muerte de Jesús, y con ella la nuestra. ¿Se imagina usted si Jesús no hubiera muerto lo que habría pasado? Primero: No habría resurrección. Al no haber resurrección nuestra predicación sería una mentira y nuestra fe una falacia. Seriamos tan falsos maestros como los que no han conocido la verdad. El evangelio sería una artimaña, un verdadero engaño. Si Jesús no muere y resucita, no se habría cumplido la profecía, entonces Dios y los profetas serían unos mentirosos. Si Jesús no muere y resucita, el diablo sería el líder supremo de este universo; y nuestro viejo hombre se apoderaría de nosotros, con su naturaleza pecaminosa, destruyéndonos.
Jesús tenía que morir, para que se cumpliese todo lo que de Él estaba Escrito, para llevar muchos hijos a la gloria, para vencer al diablo con su muerte, y a la muerte con su resurrección. La sangre de Cristo fue derramada para comprar con ella a la iglesia verdadera. Además era necesaria la muerte de Jesús, para nuestra redención y el perdón de nuestros pecados.
Si no hay muerte en el bautismo, tampoco habrá resurrección espiritual ni física. Entonces se cumplirá lo que dijo el Señor: “Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir” (Juan 7:34).
Él está vivo, y en su resurrección subió por encima de todos los cielos, por encima de todo principado, sobre toda autoridad, sobre todo poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero (Efesios 1:20-23).
Finalmente, el escritor sagrado, certifica: “Porque si fuimos plantados juntamente con él, en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6: 5-6).
Una vez sepultados juntamente con Cristo para muerte por el bautismo, Dios nos ofrece una vida nueva de mucha calidad, vida que no termina sino que trasciende más allá de las fronteras del sepulcro: Vida eterna. Te invitamos a recibirla, bautizándote en el único nombre que hay para salvación, en el nombre de Jesucristo.
Bautismo en la Biblia hechos 2:38, hechos 8:16, hechos 10: 48, hechos 19:5